Manuel Vargas Vilera | @MA_Vargas7
Los Nacionales de Washington sorprendieron a propios y extraños al conseguir imponerse en la Serie Mundial 2019 frente a los Astros de Houston. Gracias la buena accionar de los jugadores en momentos claves, más la sapiencia de un buen Dave Martínez, los de la capital lograron el primer anillo de su historia y el primero en la ciudad desde 1933.
Con un equipo que realmente plasmó en el campo que era eso, un equipo, se alzó cuando muchos no creyeron ellos en cada una de las series que enfrentaron en postemporada. A pesar de que hubo piezas insignias durante toda la campaña, como Strasburg, Soto, Rendón, Scherzer, Zimmerman o Kendrick, hay una cuota de protagonismo que cae en manos de unos peloteros de mucho sabor criollo.
Asdrúbal Cabrera, Aníbal Sánchez, Gerardo Parra y Adrián Sánchez fueron los venezolanos que de alguna forma u otra pusieron su granito de arena para impulsar a los de Washington hasta el título del mejor beisbol del mundo.
Asdrúbal Cabrera
Aunque el de Puerto La Cruz jugó gran parte de la temporada con los Rangers de Texas, desde que llegó a los ‘Nats’ se hizo un hueco en el lineup titular gracias a su buen bate y, sobre todo, a lo que aportaba con su guante. En 38 encuentros de campaña regular con Washington acumuló .323 de average, con 40 imparables, seis cuadrangulares y 40 impulsadas, con un OBP de .404 y un OPS de .969. Además, ante los Astros fue el camarero titular en cuatro de los siete encuentros. Un verdadero seguro de vida.
Aníbal Sánchez
Llegó a la franquicia con las credenciales que creó en su buen año en Atlanta; sin embargo, su aportación fue inferior a las expectativas que generó. Peor al igual que todo el equipo, las cosas cambiaron a partir de mayo. Sánchez se erigió como un pilar en la rotación de los Nacionales y las victorias llegaron, su récord de 11-8 y su efectividad de 3.85 esconde todo lo bueno que realizó. En la misma postemporada estuvo cerca de lanzar un no hitter, que su compatriota ‘Cafecito’ Martínez le quito. En su segunda oportunidad en octubre al fin obtuvo el título que tanto añoraba.
Gerardo Parra
El del Zulia fue esa pieza que todo manager quiere tener: la encaja desde el primer instante. Convertido en un remplazo de lujo, tanto a la ofensiva como a la defensiva, con su .250 de promedio, producto de 47 inatrapables, ocho vuelacercas y 42 remolcadas; Parra realizó su aporte más importante desde el dogout. Se transformó en el alma del equipo, lo animó a seguir adelante cuando todo parecía perdido, creo el peculiar Baby Shark y los puso a disfrutar con buena vibra en cada victoria, algo que no hacían ni cuando triunfaban. La llegada del zuliano a mitad de campaña definitivamente les cambió la cara.
Adrián Sánchez
Otro nacido en la tierra del Sol Amada también puso lo suyo durante la temporada, en la que venía de muy a menudo de las ligas menores. El utility participó en solo 28 encuentros, en los que dejó average de .226, con siete hits y una sola rayita impulsada; no obstante, siempre estuvo a disposición de Martínez cuando el equipo grande necesito de un arma.
Poder criollo desde el banquillo
Si desde el terreno fueron cinco los venezolanos que contribuyeron con el equipo campeón de Las Mayores, también desde el banco hubo sabor venezolano. Henry Blanco, coach de bullpen, fue el encargado de encaminar a los lanzadores durante la campaña y si una de las principales fortalezas del equipo en esta postemporada fue el pitcheo, pues el caraqueño tuvo su cuota de responsabilidad.
Source: Meridiano