El alcalde, Nasry Asfura, esperaba 500.000 capitalinos y, según estimaciones de la prensa, unos 20.000 se daban cita la tarde del sábado en las aceras del bulevar Suyapa (este).

Los asistentes observaban a lo largo de medio kilómetro el desfile de pomponeras, bailarines, caballos, vehículos clásicos y motocicletas, en tanto escuchaban grupos musicales, en una festividad prevista para terminar la madrugada del domingo.

Según los historiadores, Tegucigalpa nació hacia 1650 como un poblado minero por la llegada de ambiciosos colonizadores españoles que explotaban yacimientos de oro y plata en las estribaciones montañosas del centro-sur del territorio hondureño.

La población indígena atraída por el trabajo en los yacimientos se fue extendiendo hasta que el 29 de septiembre de 1978 la comunidad fue registrada con el nombre de Real Villa de San Miguel de Tegucigalpa de Heredia.

El nombre vendría del nahua Taguz-galpa, que significa «cerros de plata».

El 30 de octubre de 1880 el presidente Marco Aurelio Soto convirtió la ciudad en capital política en reemplazo de Comayagua, situada unos 60 km al norte.

En la actualidad, la capital conformada por dos ciudades, Tegucigalpa y Comayagüela, que suman más de un millón de habitantes, separadas por el contaminado río Choluteca, se extiende con barriadas pobres en las laderas de elevadas montañas.

En la parte baja se levantan los edificios del gobierno, comercios y viviendas de gente de clases alta y media, con sus calles y bulevares.

«En esta administración de Asfura, hay que reconocerlo, Tegucigalpa está tomando forma de ciudad», resaltó el historiador Omar Turcios a la AFP. «Se construyen edificios (de hasta 20 niveles), bulevares, pasos a desnivel, túneles para aliviar el tráfico».

Estimó sin embargo que la ciudad está flagelada por la falta de agua, problemas de inseguridad y desempleo, pues considera que la mayoría de la población sobrevive de la economía informal. AFP / RA