Freddie Freeman: El beisbol echará de menos a Ronald Acuña

Freddie Freeman: El beisbol echará de menos a Ronald Acuña

Cuando Ronald Acuña cayó, los Bravos perdieron a su colocador de mesas. Un jugador que cambiaba su nivel de energía en un solo chispazo.

Acuña sufrió un desgarro de ligamentos el sábado, un golpe brutal en una temporada de Atlanta. Un día después, los primeros nueve Bravos se poncharon y perdieron ante los Marlins para tener un récord de 44-45 en el descanso del Juego de Estrellas.

«Todo el equipo estaba deprimido», dijo el lunes el segunda base Ozzie Albies en Denver. «Ustedes vieron el juego (el domingo). No fue la misma energía porque perdimos a nuestra superestrella. Él pone la mesa para nosotros. Fue duro».

Los Bravos han tenido innumerables desafíos desde abril. Pero como reconoce incluso el primera base Freddie Freeman, la ausencia de Acuña es un «animal completamente nuevo».

El sabanero bateaba para .283 de average, .394 en porcentaje de embasado, .596 de slugging con 24 jonrones y 17 robos en 82 partidos antes de la lesión. Era el mejor jugador de Atlanta, el ingeniero de la alineación y la principal fuente de energía del equipo.

Es difícil exagerar la importancia de Acuña, de 23 años, para la franquicia. Freeman, hablando el lunes en Denver, dijo que es parte del pequeño grupo de personas que estaban con Acuña cuando se enteró de su destino.

Freeman, el mánager Brian Snitker, el entrenador George Poulis, el veterano asociado del equipo Eduardo Pérez, el fisioterapeuta Nick Valencia y el lanzador de prácticas de bateo Tomás Pérez formaban parte de los que estaban con Acuña.

«Estábamos sentados en el salón de baile del segundo piso (del hotel), simplemente sacudiendo nuestras cabezas», dijo Freeman. «Traje a (mi hijo) Charlie conmigo porque sabía que lo animaría. Entró y le dio un gran abrazo a Ronald. Lo único que puede decir es que lo siente. Estaba haciendo una de las mejores temporadas que hemos podido ver. Estaba compitiendo por 40-40, 30-30 seguro. Uno de los tres mejores jugadores del juego que la gente ya no va a poder ver. Es difícil. Es súper duro para nosotros cuando perdemos a nuestro mejor jugador.

«Y es duro para el béisbol. Tienes la costa este, Ronald y (Jacob) deGrom, la costa oeste tienes a Shohei (Ohtani), Fernando (Tatis) y esos tipos. Si quitas a uno de ellos, es triste. Es triste para el béisbol. Sólo pasamos 30 minutos. Nunca había visto a alguien de tan buen humor, porque lo único que quiere es volver. Entonces Ozzie vino también esa noche. Fue una noche muy tarde y se notó el domingo. Nos ponchamos nueve veces seguidas. Un poco de resaca por haber perdido a Ronald durante todo el año. El béisbol lo va a extrañar».

Acuña había evitado por poco las lesiones graves a principios de la temporada. Había tenido sustos con la mano y el tobillo. Él juega duro – es en gran parte lo que lo hace un jugador tan cautivador – y la lesión no lo disuadirá. Recientemente dijo que jugará aún más duro cuando regrese.

 

Pero esa vuelta será en 2022.

«Fue muy duro ver una jugada como esa», dijo el lunes el jardinero de los Nacionales Juan Soto, amigo íntimo de Acuña. «Es duro verlo fuera. Es una superestrella. Es difícil para el equipo y para toda la MLB. Espero que se mejore pronto. Creo que va a estar muy bien (en el proceso de rehabilitación). Volverá. Es joven. Estará listo para volver».

Por su parte Albies agregó: «Todo lo que puedo desearle es lo mejor, que cuide su cuerpo y salga más fuerte que nunca».

Los Bravos continuarán con un outfield poco convencional, como ha sido la mayor parte de la temporada, aunque esta vez no tendrá su base en el jardín derecho. Guillermo Heredia ocupará el centro. Orlando Arcia está en la izquierda. Por ahora, el utility Ehire Adrianza puede ocuparse del jardín derecho.

Y no es por ser despectivo, pero ninguno de ellos está a la altura de Acuña. Como señaló Mark Bradley, Arcia, Heredia y Adrianza combinaron 0,8 bWAR. Acuña por sí solo representó 3,6.

«Es un jugador de cinco herramientas», dijo Freeman. «Puede ganarte en cualquier punto del juego. Creo que es un guante de oro en el jardín derecho. Puede robar una base. Puede batear la pelota 500 pies. Batea .280, .290. No sé qué más quieres. Eso es emoción. Se divierte jugando el juego. Está haciendo de todo ahora. Eso es lo que atrae a los niños. Eso es lo bueno de este juego.

«Tenemos muchos chicos jóvenes que se divierten con este juego. Esperemos que eso llegue a los hogares de la gente y les haga querer jugar al béisbol». El béisbol lo va a echar de menos. Con suerte, es joven, volverá pronto y podremos tenerlo al principio de la temporada el año que viene».

 

Fuente: The Atlanta Journal Constitution

Source: Meridiano

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