El Niño que dejó el Oro en el camino

El Niño que dejó el Oro en el camino

Alexon García | @alexonjgarcia

La mesa está servida para que la tercera semana de enero Jorge Linares salga al ring y trate de resarcir lo que se vio de él en la pelea ante el campeón Vasyl Lomachenko. Pablo Cesar Cano (30-6-1-1 21KO) será la prueba del criollo.

Como si del destino se tratara, el Madison Square Garden de Nueva York será el encargado de vestirse de cuerdas para recibir por segunda vez al Niño de Oro (45-4 28KO), ese mismo escenario que en mayo de este año vio como era noqueado y despojado de su faja de campeón ligero de la AMB en la pelea más importante que hasta los momentos ha tenido.

Por tal motivo, el oriundo de Barinitas tratará de mostrar su mejor boxeo, poner su nombre en la palestra boxística una vez más y buscar una revancha ante Lomachenko para recuperar el título que fue suyo.

 

Un año poco dorado

Aunque su registro personal para el calendario del 2018 fue favorable (dos victorias y una derrota), el haber perdido el título de campeón luego de tres retenciones positivas fue como un balde de agua fría. Y es que él sabe que perdió una gran oportunidad al no poder derrotar al boxeador con más renombre  que ha enfrentado.

Anthony Crolla y Luke Campbell en el 2017 pensaron que quitarle el título era tan fácil como quitarle un caramelo a un niño, pero no, este Niño no se amilanó y defendió su campeonato hasta conseguir una pelea contra un púgil que estuviera por encima del promedio, se asomó un nombre y ese era el del mejor libra por libra de la categoría, el “hi-tech” era el norte y aceptó, sin embargo, el 12 de mayo de 2018 fue la esquina con la bandera amarilla y azul, sin el rojo, quien celebró.

 “Golden Boy” quiso seguir siendo el monarca de la categoría y la defendió como pudo, al punto de demotrar que Lomachenko (12-1 9KO) no es invencible propinándole un knockdown en el sexto asalto; no obstante, como cual minero, el europeo sacó oro del garimpo criollo.

Una combinación de golpes y un gancho al hígado dejaría en la lona a Linares, y a pesar que se pudo poner en pie, el referí levantó los brazos agitándolos y acabó el careo, confirmando así la cuarta derrota del venezolano –todas por TKO- y la pérdida su faja.

A pesar de su caída, demostró un excelente boxeo a sus 33 años de edad, reconocido por el reciente campeón, además de confirmar que si es tan bueno como muchos dicen, destacando que su paso por la categoría de ligeros culminó, viendo en el horizonte el peso welter junior.

Iniciando y cerrando el año con buen pie

Anteriormente, el filipino Mercio Gesta midió fuerzas con el barinés en enero, teniendo un resultado nada favorable, puesto que luego de los 12 rounds, los tres miembros del jurado vieron ganador al Niño de Oro, dejando intacto su cinturón en la parte media de su cuerpo por tercera defensa consecutiva.

Un boxeo seguro, rápido y con frecuentes combinaciones al cuerpo ayudaron a que la pelea se inclinara desde un principio a la esquina tricolor.

El 29 de septiembre Linares se volvió a subir al cuadrilátero sin ningún campeonato que presumir luego de dos años, para enfrentarse al puertorriqueño Abner Cotto, primo de Miguel Cotto, en una pelea donde solo estaría en juego el orgullo de cada uno.

Como si en el rostro del de la isla viera el de Lomachenko, el Niño salió con todo desde un inicio con repetidas combinaciones y mucho movimiento de piernas, lo que después de tres asaltos y misma cantidad de caídas produjo un gran nocaut que acabaría la disputa estelar.

De esa manera el ex tricampeón levantaba la mano y decía “miren, aquí sigo, aún no me he retirado”.

Luego de un 2018 un tanto agriduclce, el pugilista venezolano buscará hacerse un nuevo reinado en el olimpo de los super ligeros, lugar en donde tampoco la tendrá fácil al lado de boxeadores de la talla de  Alex Saucedo, Maurice Hooker, Kiryl Relikh, José Carlos Ramírez e Ivan Baranchyk.

Source: Meridiano

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