Manuel Vargas | @MA_Vargas7
El mundo del tenis inició el 2018 con una pregunta: ¿será una nueva campaña dominada por Roger Federer y Rafael Nadal?, pero pocos imaginaron, u olvidaron, que ese dueto se podía convertir en un trio muy fácil y eso fue lo que sucedió.
Novak Djokovic, el otro tenista que se ha colado en la historia del deporte blanco en esta época, se forjó un guion en este 2018 verdaderamente de película y regresó a la cima cuando nadie realmente lo esperaba. Del puesto 14 con el que comenzó en enero, pasando por el 22 por en mayo, hasta llegar a ser el número 1.
En Australia dio las primeras señales de vida
“Nole” reapareció luego de seis meses parado, tras superar la lesión que se hizo en el Wimbledon 2017, en el torneo Tie Break Tens. Allí cayó en su primer duelo ante Lleyton Hewitt, pero dejó buenas sensaciones de cara al Abierto de Australia.
Ya en el primer Grand Slam del año, el de Belgrado comenzó a dar muestras de que poco a poco estaba mejorando de su lesión en el codo. Derrotó a Donald Young con contundencia (6-1, 6-2 y 6-4); en segunda ronda sufrió en el primer set ante Gael Monfils (4-6, 6-3, 6-1 y 6-3); y ya en tercera ronda venció a Albert Ramos (6-2, 6-3 y 6-3) sin muchos problemas.
En octavos el destino lo enfrentaría ante una de las jóvenes promesas del tenis: Hyeon Chung. El surcoreano fue la piedra contra la que se estrelló, pero dando buena batalla. Con parciales de 7-6, 7-5 y 7-6 el serbio sucumbió frente a Chung y poco después de su derrota se descubrió que había recaído de su lesión de codo, cosa que le hizo pasar por el quirófano.
Indian Wells y Miami retroceso
Los torneos norteamericanos de Indian Wells y Miami Open vieron como Djokovic regresaba, cuando en realidad se le esperaba que volviera para mayo. Sin embargo, en ellos se vio que su recuperación apenas estaba empezando.
Durante el torneo en California no duró mucho y es que el japonés Taro Daniel lo despachó muy rápido (7-6, 4-6 y 6-1); y en Miami también se despidió a primeras de cambio, está vez a manos de Benoit Paire (6-3 y 6-4). Tendría que seguir probando su mejoría en la temporada de arcilla.
En la arcilla se hundió para surgir más fuerte
Con la campaña avanzando cada vez más, el balcánico se animaba más y más. El Masters 1.000 de Montecarlo fue el primer evento de tierra al cual asistió. Ganó sus dos primeros duelos en sets seguidos, ante Dusan Lajovic (6-0 y 6-1) y Borna Coric (7-6 y 7-7), pero en los octavos de final, aunque dio guerra en el primer sets, cayó irremediablemente contra Dominic Thiem (6-7, 6-2 y 6-3).
Poco después “Nole” decidió participar en el Barcelona Open. Allí utilizó su cupo de comodín y peor no le pudo ir. En su primer partido perdió ante Matin Klizan (6-2, 1-6 y 6-3), apenas sin oponer resistencia.
El Madrid Open llegó y Djokovic terminó de hundirse. Pudo resolver de gran forma el primer compromiso ante Kei Nishikori, pero en la siguiente ronda se derrumbó estrepitosamente ante Kyle Edmund. Con esa derrota abandonó por primera vez en 11 años el Top 15 del ranking ATP, al quedar ubicado en el puesto 18.
Llegar a lo más bajo en tanto tiempo, al parecer hizo reflexionar al serbio. Dejando atrás todas sus derrotas, “Nole” resurgió en el Masters 1.000 de Roma y mostro parte del gran tenis que tenía preparado.
Ganó a Alexandr Dolgopólov (6-1 y 6-3), a Nikoloz Basilashvili (6-4 y 6-2), a Albert Ramos (6-1 y 7-5); ya en cuartos le dijo “sayonara” a Nishikori (2-6, 6-1 y 6-1), pero semifinales no pudo ante el poderío de Nadal en su elemento (7-6 y 6-3).
Su tenis excelso desde el fondo de la red, combinado con su férrea defensa y su juego de fondo, empezaba a aparecer y en Roland Garros daría prueba de ello. Supero en un abrir y cerrar de ojos a Rogerio Dutra da Silva (6-3, 6-4 y 6-4); a Jaume Munar lo despachó en la siguiente ronda (7-6, 6-4 y 6-4); contra Roberto Bautista le costó, pero al final pudo dejarlo en el camino (6-4, 6-7, 7-6 y 6-2); en octavos controló bien a Fernando Verdasco (6-3, 6-4 y 6-2); y cuando ya todos pensaban que Djokovic podría sorprender, precisamente fue sorprendido por Marco Cecchinato (6-3, 7-6, 1-6 y 7-6).
Donde el calvario comenzó… también terminó
La presentación del serbio en arcilla había ido de menos a más, por lo que todo estaba listo para su presentación en la etapa de hierba y la gran meta que era Wimbledon, el lugar donde un año antes se hab. Su periplo en esta superficie arrancaría en el torneo de Queen’s.
Allí desplego un tenis esplendido que lo hizo superar todas las rondas con contundencia; sin embargo, en la final caería frente a Marin Cilic, con parciales de 7-5, 6-7 y 6-3, en un duelo en que dejó credenciales de lo que se avecinaba.
En Wimbledon su actuación no dejó indiferente a nadie y si eran muchos los que creían que el gran Djokovic estaba volviendo, o mejor dicho, ya lo había hecho, en el césped sagrado del tenis no quedó duda de eso. Fue dejando rivales tirados como si semillas de patilla se tratara; siendo sus dos contrincantes más fuertes Nishikori (6-3, 3-6, 6-2 y 6-2), en cuartos, y al mismísimo Nadal en semis (6-4, 3-6, 7-6, 3-6 y 10-8), en un duelo electrizante. Finalmente, en el partido decisivo dio cátedra y levantó su 13° título de Grand Slam.
En Norteamérica fue a más
Tras escalar del puesto 21 del raking ATP hasta el lugar 10, Djokovic afrontaría la serie norteamericana. Con el US Open a la vista, primero el serbio calentaría con el Masters 1.000 de Cincinnati y vaya forma de hacerlo.
El de Belgrado se dio el lujo de eliminar a grandes tenistas como Mannarino, Dimitrov, Raonic y Cilic en su andar hasta la final del torneo. Allí se encontraría con el Federer y no lo dejaría salir ileso. Con pizarra de doble 6-4, Djokovic consiguió completar la rueda y ganar el único Masters 1.000 que le faltaba y ser el primero en completar la Carrera de Maestros.
Ya en el tercer Grand Slam del año su buena racha se prolongó y todo el mundo era consciente de una cosa: Novack Djokovic había vuelto. Gran defensa, juego desde el fondo de la red, golpes rápidos para no desgastar su codo y contrarrestar bien el primer saque de su oponente, fueron algunas de las armas de un “Nole” bien enfocado en la meta.
No tuvo casi problemas en su camino hasta la final del Abierto de Estados Unidos ante otro que estaba demostrando que podía volver del inframundo, un tal Juan Martín del Potro. El argentino trató de dar batalla, pero solo en el segundo set pudo poner en aprietos al serbio que al final terminó llevándose su tercer US Open, el 14° título de Grand Slam y el título número 71 de su carrera. Y todo eso lo hacía volver al podio del ranking ATP (tercer lugar).
Shanghái fue el siguiente escenario donde esparciría todo su tenis. Djokovic no creyó en cuentos chinos y rápidamente se deshizo de Chardy, Cecchinato; después de Anderson, en cuartos, de Alexander Zverev, en semis; y en la final despachó casi sin despeinarse a Coric, con un contundente 6-3 y 6-4 para sí escalar a la segunda casilla del ranking.
Dos finales perdidas dejando entrever que viene más
Djokovic estaba intratable y en el último Masters 1.000 del año, el de Paris-Bercy, no fue menos. Con su gran tenis derrotó a todo aquel que se le puso enfrente y gracias a que se ganó su pase a la final, más la renuncia de Nadal al torneo, concretó la gran hazaña de alcanzar el primer lugar del ranking ATP. Pese a sus logros, se vio sorprendido en la final ante Karen Khachanov (7-5 y 6-4).
Su escalada veloz lo ubicaba ya en la primera casilla y desde ese sitial de honor participó en las Finales de la ATP. Sin Nadal, se presumía que sería Federer su rival por el trofeo de ‘Gran Maestro’; y ciertamente no tuco problemas en superar a sus rivales, que salvo Cilic, poca pelea le dieron antes de una sorprendente final contra Zverev.
Frente al alemán perdería por 6-4 y 6-3, ante los ojos de propios y extraños. Pese a su gran presentación durante el torneo, el joven Zverev logró tumbarlo.
No cabe duda de que en el tenis, el 2018 fue cosa de Djokovic. Que no solo recuperó su mejor tenis, la competitividad y los trofeos, también ser el número 1 de la ATP. De hecho, este es el quinto año de su carrera (2011, 2012, 2014, 2015, 2018) en el que acaba en esa posición igualando así con Federer y Connors, y quedando a solo un año del récord de Sampras.
El serbio comenzó su año con algunos tropiezos, como el personaje principal de un film; fue despertando poco a poco hasta que dio el golpe de gracia para ganarse todos los honores; y dejó todo en la incógnita para una segunda parte, que puede ser en un 2019 en el que reafirme su supremacía en el tenis.
Source: Meridiano