Hay un misterio milenario detrás de esa cualidad y un grupo de científicos se decidió a comprobar qué había detrás de todo ello. Aunque eso implicase ser medio carnicero.

Así que los investigadores de la Academia Estadounidense de Ciencias (PNAS por sus siglas en inglés), desarrollaron un curioso estudio.

En donde los científicos montaron un proyecto comparativo entre perros y lobos, sus parientes evolutivos ahora lejanos.

Por una parte filmaron y estudiaron las interacciones entre cachorros de perros y de la otra especie. Para analizar la expresión facial de los sujetos. Pero en el apartado más extraño se dedicaron a abrir y disecar un montón de cadáveres caninos.

Ahí fue que encontraron que hay un par de músculos justo debajo de los ojos, mismos que los lobos no tienen, y que ayuda a contraer su expresión facial para lograr esa cara tan tierna.

Anne Burrows, profesora de la universidad Duquesne de Pittsburgh y coautora del estudio señala que estos músculos ayudan a los perros a agrandar los ojos, de manera similar a como hacen los bebés humanos.

Dicho gesto evocaría directamente un sentimiento en los humanos que les detona la necesidad de protección. Así que básicamente nuestro cariño por estos animales es producto de una primitiva manipulación. Primitiva pero irresistible.

Cabe señalar que todos los perros disecados en la investigación ya estaban muertos por otras circunstancias ajenas al proyecto.

Fuente: FayerWayer / MV