Miles de personas que se quedaron sin hogar por el terremoto más mortífero de México en tres décadas se refugiaban en tiendas de campaña, albergues e incluso en calles con sus camas y cunas, clamando por ayuda mientras la cifra de muertos se acercaba a los 300.
En el complejo de Girasoles, en el sur de Ciudad de México, los funcionarios acordonaron grandes áreas después de que dos de sus cerca de 30 edificios de apartamentos se derrumbaron. Un letrero manuscrito al otro lado de la calle enumeraba a 14 personas que habrían muerto allí.
Source: El universo