Bonareu considera al baloncesto fácil

Bonareu considera al baloncesto fácil

Del baloncesto que usted jugaba al actual, ¿qué diferencias hay?

 
¿Y eso por qué pasaba?

Yo tiraba 150 tiros libres después de cada entrenamiento y ahora no tiran ni diez.

¿Tan profesionales y no practican?

¡Claro! Deberían meter el 90%. Hernández, Kucharski o Buscató metían el 90% de sus tiros. ¿Por qué ahora no anotan ni el 75? No practican el ritual, no le dan importancia a la fase del partido en la que el jugador es el único protagonista. Se para el partido por él. Será por algo.

¿Tiene algo en contra de los entrenadores?

Le quitan la personalidad a los jugadores. Yo amo el básquet libre. Reconozco mi incapacidad para jugar con jugadas de pizarra. A un pívot no le puedes decir, «la 14», porque mientras piensa qué jugada es la dichosa ’14’ ya le han quitado la pelota. Dale un buen pase y que se apañe en el uno contra uno.

¿El básquet de la calle?

Sí, en el que cada uno hace lo que le parece, como el del Dream Team. ¿Usted cree que ensayaban alguna jugada? En mi época de los años 50 jugábamos ese básquet, pero a menos nivel, claro. ¿Se lo explico con una anécdota?

Se lo ruego…

Buscató un día antes de un partido me preguntó, «Jordi, ¿cómo crees que preparan los partidos los rivales contra nosotros?». No le pude responder otra cosa que era imposible, porque ni nosotros sabíamos cómo íbamos a jugar.

Perdone, ¿pero entonces qué papel tenia el entrenador en su equipo?

Un espectador privilegiado. Nos entrenaba dos días por semana, mantenía la disciplina y hacía los cambios, pero jamás podía marcar la jugada al base. El juego, para los jugadores. Pero eso no quiere decir una cosa, permítame una apreciación.

No se corte.

El baloncesto de ahora es muuuucho mejor que el nuestro. Ahora todo es mejor que antes menos la fruta, que conste. Es muy difícil hacer entender que el baloncesto es lo más fácil.

Pero un entrenador legendario y amigo suyo era Pedro Ferrándiz, ¿él tampoco mandaba?

Dejaba hacer, elegía jugadores, les controlaba el ego, era el que imponía disciplina. Nada más.

¿Cómo se puede ser un pívot de leyenda midiendo ‘sólo’ 1,90 metros?

Pensando. Piense que no es cosa de la época. Yo jugaba contra gente de 2,07 y 2,12. No quiero hacerme pesado pero…

Por favor siga, ¡explique lo que sea!

En el año 56 vino a jugar a España el Syracuse Nationals (que luego fueron los Sixers). Era el equipo campeón del mundo en 1956 y vino con el gran Dolph Schayes. Estaban en un hotel al lado de la catedral y les hice de guía. En un momento del paseo, Schayes me preguntó, «¿tú de qué juegas?, ¿de base?». Y yo le contesté que de pívot. Se quedó parado y me dijo, «entonces te marcaré yo, ¿cuántos puntos piensas meter?».

¿Y qué le respondió?

Cómo mínimo, 20. Y él se puso a reír. Me retó diciéndome, «si metes 20 puntos, te regalo unas zapatillas nuevas del 48 (que no existían en España) y un balón de cuero». Piense que el pívot suplente era Red Rocha, otra gran estrella. 

Source: Meridiano

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