¿Y usted doctor, qué me haría?

¿Y usted doctor, qué me haría?

Si lee este artículo, es que te interesa la estética y eres consciente que está cada día más en auge. A cada instante estamos sometidos a un bombardeo mediático en televisión, revistas, redes sociales, etc., lo cual no está mal, siempre y cuando la información sea fidedigna y basada en estudios previos que la avalen y esté aceptada por la comunidad científica internacional porque, no nos olvidemos que, aunque hablemos de estética, no deja de ser Medicina. Lo que sí debemos evitar las falsas expectativas de anuncios o celebrities que tratan de imponer nuevas modas que a veces se salen de lo natural o cuyos resultados no son aceptados por la mayoría. En ese bombardeo mediático se incluyen una gran cantidad de productos y eso hace que la oferta, siempre acorde a la demanda, cada día sea mayor y cada vez se descubran nuevas técnicas que traten de realzar la belleza natural. Lo malo es cuando esa información no tiene una base sólida que la sustente y comienzan a aparecer efectos adversos o caras poco naturales como a veces vemos por la calle, que nos espantan y a veces nos retrae de hacernos nada en nuestra propia cara. Yo siempre digo a mis pacientes que el mejor tratamiento es en el que te dicen que buena cara tienes, si has dormido bien o si acabas de venir de vacaciones, no en el que te preguntan: “¿Qué te has hecho?”.

A la hora de elegir el médico más adecuado o el tratamiento que mejor se adapte a tus necesidades, es cuando a veces nos desconcertamos más; primero, porque si queremos naturalidad hay que huir de las “caras clónicas” y lo que te va bien a ti no tiene porqué irme bien a mí y, en segundo lugar, elegir el profesional adecuado que sepa reconocer en mi cara cuál o cuáles son mis puntos débiles y cómo detectar esos puntos que revelan la esencia de cada belleza en particular. Por supuesto para ello, como digo, elegir el centro médico y el profesional adecuado y, por otro lado, ponerme en manos de un profesional que me diga qué producto se adapta mejor a mi piel y a mi fisonomía y que me explique claramente cuál es el objetivo a conseguir, en qué plazos y hasta dónde podría o debería llegar para no pasarse de rosca.

Una vez decidido someterse a un procedimiento estético, elegido la clínica y el profesional más adecuados, ante tanta oferta de productos, ¿por dónde deberías empezar? Antes de un buen tratamiento, lo primero es un diagnóstico certero. Deberán evaluar tu piel en cuanto imperfecciones, sensibilidad, grado de hidratación, densidad y decidir qué procedimiento sería el más idóneo, que podría ser aislado o combinado con otros, en la misma sesión o en un protocolo de tratamientos. También cambiaría en el tiempo dependiendo de la edad, época del año, etc. Al elegir el producto adecuado, resulta clave tener en cuenta diversos factores tales como: necesidad de hidratación de la piel, reposición de volúmenes perdidos previo a plantear frenar la expresión con toxina botulínica, para evitar efectos compensatorios derivados de la pérdida de volumen; siempre a criterio del profesional y consensuado con el paciente:

1. Toxina botulínica, para relajar la expresión siempre y cuando esté indicado por un profesional, dará un efecto de cara luminosa y descansada, reducirá el aspecto brusco del entrecejo que denota enfado y te permitirá sonreír de forma natural sin que se te aprecien esas «patas de gallo» tan intensas. Como norma general, siempre deben estar los volúmenes conservados y si no, habría que reponerlos previamente con alguna sustancia de relleno. Su duración estará entre los cuatro y seis meses.

2. Ácido hialurónico, desde hace unos 17 años que venimos usándolo en Medicina Estética, se ha convertido en la herramienta más eficaz para un rejuvenecimiento integral del rostro, para un efecto de frescor y naturalidad. Se trata de una sustancia que tenemos en nuestra piel y cartílagos entre otros y que, junto al colágeno y la elastina, constituyen las sustancias que mantienen la hidratación, firmeza y turgencia en la piel. Con el tiempo lo perdemos y, por ello, se inyecta en un gel que se obtiene en laboratorio por fermentación bacteriana. Existen diversas densidades del producto en base a su concentración y reticulación, ya que no es lo mismo hidratar la piel o quitar una fina arruga que reponer un volumen importante o dar un efecto de «lifting facial no quirúrgico». Las indicaciones son múltiples, como relleno de arrugas, nutrir la piel, corregir imperfecciones, retensar estructuras, aportar volumen, etc. Es importante no combinarlo con radiofrecuencia, ya que ésta última desestructuraría la molécula de ácido hialurónico. Está relativamente contraindicado su uso en algunos procesos autoinmunes y su duración de efecto en término medio está entre los seis a nueve meses.

3. Inductores de colágeno: son sustancias que estimulan a las células de la piel a producir nuestra propia sustancia. Esto no es un proceso automático, sino que requiere de unos cuatro meses para evidenciar el efecto, por lo cual le suelen añadir en la misma jeringa, otra sustancia que es una cadena de azúcares, como el ácido hialurónico, y que proporciona un efecto inmediato hasta hacerse evidente la generación del nuevo colágeno. Hay cuatro: hidroxiapatita cálcica, policaprolactona, polidioxanona y ácido poliláctico, estos dos últimos, también disponibles en forma de hilos tensores y en todos ellos, la duración media es alrededor de un año.

4. Hilos tensores: muy popularizados hoy día para dar efecto tensor sin agregar volumen al rostro. Los hay en diferentes formatos: con conos, espiculados, trenzados, en 360 grados, etc. Siempre será recomendable si los volúmenes están respetados, si no, al igual que con la toxina, deberá procederse primero a la restitución de volumen con hialurónico o inductores y al poco tiempo, plantear el uso del hilo.

5. Manchas: Tanto las oscuras, producidas por acúmulo de melanina, ya sea en forma difusa (melasma) o localizada (léntigo), como las rojizas, también en forma difusa (rosácea) o localizada (cuperosis), ambas se pueden tratar mediante máscaras de LED o con IPL (luz pulsada intensa). También, se podría valorar la opción de «peelings» de distinta intensidad siempre y cuando, no haya muchas rojeces en la cara o cuando la piel no sea muy sensible. Recientemente han aparecido unos péptidos que se inyectan a modo de vitaminas y que consiguen clarear de forma evidente los melasmas en tan sólo dos sesiones, espaciadas dos semanas.

6. Complejos vitamínicos: conjunto de vitaminas, aminoácidos, ácidos nucleicos, péptidos, etc, con o sin ácido hialurónico que, de forma mantenida y progresiva, aportan nutrición profunda a la piel. Se suelen hacer a demanda en cualquier persona, sexo o época del año.

Ahora ya tienes la fórmula, cuando te planteen cualquier tratamiento o busques en manos de quién ponerte, sé precavido, asegúrate de que se trate de un centro autorizado por la Consejería de Sanidad, con profesionales médicos de nivel, que utilicen siempre sustancias reabsorbibles, nada de permanentes o semipermanentes, con su marcado CE pertinente, que te expliquen bien los productos y los tratamientos que te vayan a realizar incluido el presupuesto y número de sesiones a realizar, que el producto contenga una etiqueta de trazabilidad con el número de lote del producto y la fecha de caducidad, incluso que te den copia de la etiqueta, que te tomen fotos de antes y después y que tengas la suerte de caer en buenas manos.

Para mas información: www.clinicaacidohialuronicomadrid.es

Source: La Razon

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *