McGwire confiesa su admiración por Judge y Bellinger

McGwire confiesa su admiración por Judge y Bellinger

Mark McGwire llegó a Atléticos de Oakland en 1987 como un novato ilusionado con un swing poderoso. Pero de acuerdo con el propio McGwire, antes de que tuviese tiempo para entender bien cuál era su estatus como pelotero de Grandes Ligas, ya estaba poniendo en jaque el récord de más jonrones para un novato, que para entonces ya décadas de implantado y estaba en poder de Frank Robinson y Wally Berger.

Con 49 bambinazos aquel año, McGwire pulverizó la vieja marca de 38. Treinta años después, se encuentra en el otro lado de la historia.

Como coach de la banca de Padres de San Diego, McGwire es testigo de lo que están haciendo Cody Bellinger y Aaron Judge. El toletero zurdo de los Dodgers suma 34 bambinazos, mientras que el bateador derecho de los Yankees tiene 36.

«Ha sido asombroso verlos», dijo McGwire. «Piénsenlo. Habían pasado 31 años cuando lo rompí. Ahora han pasado 30 años desde mi récord. Es muy sabroso pensar en eso. Yo soy de los que creen que las marcas están hechas para romperse», dijo.

«Siempre he dicho que cada día nace una potencial súper estrella. Aquí estamos, 30 años después, y tenemos a dos súper estrellas en potencia. Tienen tremendas posibilidades de romperlo y les deseo la mejor de las suertes. Será tremendo poder verlos en esta recta final de la temporada».

La campaña de McGwire en 1987 tiene una serie de paralelismos con las de Judge y Bellinger. Como Judge, McGwire probó un primer bocado de las Grandes Ligas el año anterior (como tercera base, créanlo o no). Y como Judge, no le fue bien.

Al igual que Judge en el 2017, McGwire utilizó su primera temporada como una plataforma para encontrar el éxito un año después. «Yo tuve la suerte de poder llegar y jugar un poco», dijo McGwire. «Eso me ayudó a entender de qué se trataba todo esto».

Dicho eso, la temporada del despegue de McGwire en 1987 se parece más a la de Bellinger. Después de todo, Bellinger no empezó a dar batazos sino hasta que lo subieron el 25 de abril.

Pero a diferencia de Bellinger, McGwire sí estuvo en el roster de los Atléticos el Día Inaugural de 1987. Sin embargo, no fue sino hasta la tercera semana de la temporada que empezó a jugar todos los días. Con el primera base de los Atléticos, Rob Nelson, en un bache ofensivo, McGwire se adueñó de la posición el 20 de abril. En los siguientes 16 juegos, pegó nueve jonrones y nadie le quitó más su lugar en la alineación.

«Yo sólo quería jugar todos los días, sólo quería una oportunidad», dijo McGwire. «Y de un golpe, empezó a hacerse realidad y empecé a dar jonrones. Ya para el Juego de Estrellas, tenía 33 y me convocaron para el equipo de la Liga Americana».

El lunes se cumplieron 30 años del día en el que McGwire pegó su 39no batazo de cuatro esquinas, rompiendo así el récord implantando por Berger en 1930 e igualado por Robinson en 1956.

Con 49 jonrones aquel año, McGwire elevó la barra lo suficientemente alto como para que cualquier intento de Judge o Bellinger por alcanzarlo seguramente llegue hasta las postrimerías de la campaña.
Y si alguien sabe exactamente qué se siente cuando se está a la caza de un récord de jonrones, pues ése es McGwire.

«En el momento, uno no piensa en eso», dijo McGwire. «Estás haciendo algo con lo que siempre soñaste desde que eras un niño, así que lo tomas día a día. No es que tengas mucho tiempo para sentarte a pensar en lo que estás haciendo, porque éste es un trabajo diario. No fue sino hasta el final de la temporada que me puse a pensar y me dije, ‘Wow'».

Treinta años después, Judge y Bellinger están haciendo que los fanáticos del béisbol repitan esa misma palabra.

Prensa Las Mayores.com 

Source: Meridiano

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