Los «falsos resfriados» empiezan a saturar los centros sanitarios

Los «falsos resfriados» empiezan a saturar los centros sanitarios

En plena epidemia de gripe y resfriados aparece el tercero en discordia: la alergia. Y los pacientes acuden al médico con la falsa creencia de que llevan más de una semana constipados, cuando lo que ocurre es que sufren los estragos de la agresividad de los pólenes más típicos del invierno. Los casos de rinitis provocados por las cupresáceas se disparan ya que los niveles triplican a los del año pasado y muchos expertos califican de excepcional esta temporada. «La verdad es que esta semana esperamos que haya recuentos elevados, como en las anteriores, en los que se han dado niveles tres e incluso hasta cuatro veces más que el año anterior», explica Javier Subiza, alergólogo y director de la Clínica Subiza. Desde la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias«que es frecuente que una alergia se pueda confundir con un resfriado, ya que los síntomas son parecidos, en urgencias pasa inadvertido ya que para saber si es una alergia tendría que haber terminado el periodo de duración del refriado, y acudir a su medico para que le realicen las pruebas oportunas».

Los datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) dibujan un mapa en el que las regiones de Castilla-León, Comunidad Valenciana y Cataluña, las provincias de Toledo y Guadalajara aparecen en rojo y naranja y en el que los números muestran una clara diferencia con 2018. La sensibilidad a este tipo de pólenes no fue descrita hasta 1994, cuando la población sensible era de un 23%, y hoy ya alcanza el 50% del total de los pacientes alérgicos. «Se trata del polen más importante del invierno y es el segundo en número de afectados, tras las gramíneas», cuenta Subiza. Como apunta Ángel Moral de Gregorio, presidente del Comité de Aerobiología de la Seaic, «cada vez el número de pacientes se está incrementando. Además, este invierno estamos teniendo una polinización de cupresáceas que se adelantó al mes de diciembre, en vez de enero, y que se está largando unos cuatro meses. Esto se debe a las lluvias de otoño». Jordina Belmonte Soler, experta en botánica del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica con detalle cómo este nuevo alérgeno tiene un fuerte impacto en la población y en el desarrollo de cada día más afectados: «En los años 80 y 90 costó que se aceptara que había alérgicos a polen de cupresáceas y en cambio ahora esta alergia está bien documentada. Ha influido en ello el disponer de extractos adecuados para ‘‘prick test’’ y otros tipos de pruebas diagnósticas que han surgido. En cuanto a otras clases de polen propios también de esta época fría o de invierno son el de avellano (en zonas de montaña sobretodo, en riberas y en las zonas donde se cultiva) y el de fresno (que en primavera tiene otra etapa de polinización). Este último pertenece a la familia de las oleáceas, como el olivo, y comparte proteínas alergénicas con él, de manera que en esta época del año (febrero-marzo) personas alérgicas a olivo (que saben que su época mala es abril-mayo) podrían encontrarse mal».

No queda más remedio que aludir al cambio climático de la culpabilidad del aumento del número de afectados por las alergias en invierno. «Lo cierto es que las temperaturas tan suaves a las que estamos expuestos estas semanas y la falta de lluvias crean el entorno perfecto para que estos pólenes desarrollen su actividad alérgena en los pacientes y éstos los confunda con cuadros catarrales persistentes en el tiempo», subraya Subiza. Y en este sentido, Belmonte apunta que «las personas que cada año en la misma época consideran que “se resfrían” deberían ver si lo que tienen es alergia». Así, la mejor manera de distinguirlo es el picor de nariz. En el resfriado es leve, pero en la rinitis alérgica resulta intenso y muy molesto.

Además en ésta, los síntomas son más persistentes, lo que puede alterar mucho la calidad de vida y afectar al rendimiento diario e incluso alterar el sueño.

A esto, se suma también la contaminación, más presente en los días secos y despejados. En este sentido, Belmonte añade que «hay estudios que relacionan las zonas más contaminadas con mayor agresividad en el polen generado por las plantas de la zona. Se argumenta que este polen puede acumular mayor proporción de un tipo de proteínas (de defensa) que podrían aportar por tanto más cantidad de alérgenos al aire. También se ha observado que las personas, cuando se encuentran en entornos contaminados, están más predispuestas a verse afectadas por las alergias».

Por ello, Subiza deja claro que se trata de un polen especial, «ya que uno no sufre los síntomas durante la exposición al alérgeno, sino a partir de las 24 horas siguientes. Esto condiciona mucho la relación directa entre la alergia y la rinitis, porque no hace sospechar a un paciente que pasa tiempo junto a cipreses y arizónicas, por ejemplo, y que empieza a tener los primeros síntomas de rinitis al día siguiente». Así, la experta en Botánica de la UAB explica que «se trata un polen de tamaño mediano (por tanto fácil de transportar en el aire), que empieza a formarse con las flores a mediados de verano pero no está listo para su dispersión hasta otoño –invierno. Se abre con mucha facilidad, liberando su contenido, es decir, las proteínas y otras moléculas alergógenas que pueda contener. Hay muchas plantas pertenecientes a esta familia (ciprés, tuya, enebro…). Debería evitarse plantar estas especies en los entornos urbanos y urbanizados».

Moral de Gregorio explica que «los síntomas de la rinitis aparecen por el contacto del paciente con el alérgeno, que le provoca una inflamación de las capas internas de la nariz y una reacción excesiva a desencadenantes como los propios alérgenos. La diferencia clara es el color de la mucosidad; si es claro es alergia, si amarillea o es verde hay resfriado e infección». Para confirmar la existencia de rinitis, el alergólogo debe realizar un análisis de la mucosidad nasal y pruebas funcionales de la nariz, y en caso de que los síntomas se presenten de forma aguda es necesario un tratamiento de rescate a base de antihistamínicos o corticoides.

Source: La Razon

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