Boca sana… siempre

Boca sana… siempre

Un antiguo embajador norteamericano afirmó en una ocasión que él, para saber el nivel de vida del país al que llegaba destinado, lo primero que hacía era fijarse en las bocas de sus habitantes. Desde entonces mucho ha cambiado todo. El nivel de vida y las técnicas bucodentales. España, donde la salud dental no está dentro del servicio público, este sector se ha convertido en uno de los más pujantes de la economía que tenga relación con un aspecto de la sanidad. La realidad es que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en un reciente informe sobre Profesionales Sanitarios Colegiados, con datos correspondientes a 2018, el número de dentistas en España alcanza ya los 37.787 profesionales colegiados, lo que supone un crecimiento del 3% respecto al año anterior. Unas cifras en las que el INE apunta un cambio de género, después de años, entre estos profesionales: la presencia es mayoritariamente femenina. En el caso de los dentistas, la tasa de mujeres colegiadas alcanza el 56,3%. Respecto a la edad del colectivo, el informe detalla que el 60,7% cuenta con menos de 45 años, el 33,6%, una edad comprendida entre los 45 y los 64 años, y un 5,7%, con 65 años o más. El sector vive –por otro lado, como otras profesiones– una cierta revolución en sus técnicas y la manera de trabajar. A la general mayoría de mujeres en España –como en el resto de Europa–, se ha sumado también la aparición de franquicias y cadenas de salud dental; nuevas técnicas de la mano del 3D –algo que ha cambiado las ortodoncias, los implantes dentales, la fabricación de fundas, las restauraciones, la cirugía oral y maxilofacial…o la odontología digitalizada, que actualmente, por ejemplo, es el 20% de las clínicas dentales en EE.UU, pues allí se utiliza esa tecnología en las consultas. Respecto a la financiación de los servicios, impulsado la mayor parte de las veces por franquicias, es sin duda una apuesta de éxito, pese a los tristemente famosos casos de abusos que han saltado a la actualidad. Sea como fuere, la salud dental se ha convertido en un filón económico unido, como no, a la estética. Y eso ya se sabe que no tiene medida.

Source: La Razon

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