Sólo seis autonomías cumplen el ratio ideal de estomaterapeutas

Sólo seis autonomías cumplen el ratio ideal de estomaterapeutas

La especialización enfermera es un valor añadido que marca la diferencia a la hora de tratar con éxito a los más de 70.000 pacientes ostomizados de nuestro país. Sin embargo, el lugar de residencia se convierte en una espada de Damocles que limita la calidad de vida del afectado, ya que caer o no en manos de un enfermero estomaterapeuta depende en nuestro país de la suerte y de la comunidad autónoma en la que resida el paciente, tal y como revela el estudio científico que publica el Libro Blanco de la Ostomía en España, publicado el pasado miércoles por el Consejo General de Enfermería con la colaboración de Coloplast.

«Los datos ponen en evidencia que tanto el número de enfermeras estomaterapeutas como el de consultas especializadas en ostomía es todavía insuficiente, sobre todo en determinadas áreas geográficas como Canarias, Baleares, Aragón, Navarra o La Rioja», asegura José Luis Cobos Serrano, investigador principal del estudio. Las cifras son reveladoras, ya que en nuestro país existen 218 consultas especializadas y tan sólo 150 enfermeras estomaterapeutas ejercen actualmente a tiempo completo en todo el territorio, «lo que explica las listas de espera y la falta de información que sufren los pacientes. Por eso, serían necesarias, al menos, otras cien profesionales para atender a los más de 16.000 nuevos ostomizados que aparecen cada año», advierte Cobos Serrano.

La cuestión no es baladí ya que, tal y como apuntó el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, «la intervención de la enfermera estomaterapeuta supone un cambio radical para la salud física y mental de estos pacientes. Gracias a su formación, experiencia y dedicación las personas ostomizadas pueden recuperar su autonomía y llevar una vida normal». Buen ejemplo de ello es Natividad Leal, apasionada del deporte que, a pesar de su ostomía, ha podido seguir corriendo maratones de 100 kilómetros. «Estoy convencida de que sin mi enfermera no hubiera podido recuperar mi vida y habría acabado en el psiquiatra, porque se te viene el mundo encima. Pero gracias a su apoyo, a su información constante y a su cercanía, el shock inicial y la inseguridad se tornaron en fortaleza y optimismo», reconoce Leal. Y es que, tal y como asegura Maite San Emeterio, estomaterapeuta, «el médico cura y la enfermera cuida».

Source: La Razon

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