Loayza pone rostros a siglos de mitología andina en un loco viaje al "Averno"

Loayza pone rostros a siglos de mitología andina en un loco viaje al "Averno"

El boliviano Marcos Loayza, uno de los cineastas más prestigiosos del cine suramericano, pone rostro a personajes que desde hace siglos llevan al libre albedrío del imaginario mitológico andino, en su nueva película «Averno» ambientada en leyendas urbanas de la bohemia nocturna de La Paz.

«Averno» relata el viaje que debe emprender Tupah, un joven lustrabotas de El Alto, ciudad vecina de La Paz, para buscar a su tío extraviado en un mundo lleno de seres de la mitología andina que transcurre de noche, explica Loayza en una entrevista con Efe.

En esa búsqueda, el joven «se encuentra con un montón de cosas» que «le van a cambiar la vida», señala.

«Es un viaje al mundo de abajo, lo que en aimara se dice ‘Manqha Pacha’. De alguna manera, el sinónimo más concreto de ese submundo de abajo es Averno, (pero) que no es el infierno», sostiene.

«Por otro lado, dentro de las leyendas urbanas de esta ciudad estaba el bar Averno, un bar mítico que ya ha cerrado (…) pero por donde han pasado muchos intelectuales y mucha gente. Parte de la historia de la noche de esta ciudad ha transcurrido en ese bar», agrega el cineasta.

En ese viaje fantástico aparecen seres míticos andinos como el «anchancho», una especie de duende que transita en las fronteras del cielo y el infierno.

O el «Lari Lari», un personaje al que los católicos identifican como demonio y que, según Loayza, es como «un interlocutor de las fuerzas más oscuras».

No faltan los animales considerados sagrados como los sapos, muy vinculados con la «Pachamama» o Madre Tierra y presentes siempre en la cultura andina.

También están las «kataris» o «amarus», como se llama a las serpientes en aimara y quechua, respectivamente, animales identificados en el mundo andino con el «cambio» y la «luz», a diferencia de la cultura judeo cristiana, para la que significan traición, explica el realizador.

Además, aparecen otros personajes que sí existieron, pero que el cineasta considera «míticos» por su aporte a las letras y artes bolivianas, como el poeta Jaime Sáenz, el escritor René Bascopé o el pintor Humberto Jaimes.

El filme, que se estrenará el próximo jueves, es un proyecto que viene madurando desde hace once años, cuando Loayza hizo el documental «El estado de las cosas» y obtuvo una «materia prima muy grande» sobre las cosmovisiones indígenas, mediante entrevistas a líderes de los pueblos originarios, filósofos y pensadores.

«Lo que sucede con los mitos es que siempre están conectados. Todas las culturas tienen una versión del nacimiento del héroe, pero el mito lo que hace es encontrar el alma de cada sociedad», sostiene Loayza. Así, su «Averno», sería «el nacimiento de un héroe, pero desde el punto de vista de los Andes».

Nacido en La Paz en 1959, Loayza estudió arquitectura en la universidad estatal de esa ciudad y cine en Cuba.

Además de «Averno» y «El estado de las cosas», ha realizado los largometrajes «Cuestión de Fe» (1995), «Escrito en el agua» (1997), «El corazón de Jesús» (2004), «Qué culpa tiene el tomate» (2010) y «Las Bellas Durmientes» (2012).

Uno de sus filmes más laureados es «Cuestión de fe», premiado en festivales internacionales como los de La Habana, Cartagena (Colombia), Montevideo (mejor «opera prima»), Biarritz (Francia, premio especial del jurado) y Salamanca (España, mejor película).

«Averno» supone un «giro profundo» en el cine que acostumbra realizar, en el que pone al espectador ante un espejo «realista».

«En cambio esta película es un espejo totalmente distorsionado, no les muestro la realidad, sino les muestro sus sueños, su imaginario», asegura.

El filme también marcará el debut cinematográfico del boliviano Paolo Vargas, elegido para encarnar a Tupah por las similitudes que Loayza vio entre ambos.

Junto a Vargas actúan Leonel Fransezze, Alejandro Marañón, Cecilia ‘Tika’ Michel, Fred Núñez, Luigi Antezana y Raúl Beltrán, entre otros.

La película fue financiada con apoyo del Programa Ibermedia, con dinero obtenido a través de un fondo concursable de fomento cinematográfico de la Alcaldía de La Paz, pero fue sobre todo un emprendimiento propio que no tuvo respaldo estatal.

«Hemos pedido apoyo al Estado, al Ministerio de Culturas, y nos han negado. Tienen otras prioridades», señala Loayza, quien lamenta que siga siendo «muy difícil» hacer cine en Bolivia.

Con todo, aguarda el estreno del filme con algo de nervios, pues si bien lo hizo «con mucho cariño», uno no sabe «cómo va a reaccionar el público».

Concluye en que cada espectador podrá elegir «el nivel de profundidad o el tipo de lectura» que quiera darle a «Averno», ya sea como una película de aventuras, «costumbrista», esotérica, antropológica, o la relacionarán con situaciones culturales como «la fiesta, la noche, el rito, el alcohol».

EFE / LR

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Source: Informe21

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