Hasta el 2% de la población tiene malformaciones vasculares

Hasta el 2% de la población tiene malformaciones vasculares

Si a una persona completamente sana le sometieran a una prueba de imagen de todo su organismo, seguro hallarían alguna lesión congénita que convive con ella desde el mismo momento de su concepción y que pasa desapercibida. Pues bien, en España hay entre un uno y un dos por ciento de la población que tienen malformaciones vasculares. Pese a lo mal que pueda sonar, estas lesiones son benignas y no tumorales.

«Están presentes desde el nacimiento, aunque a veces no son visibles hasta semanas, meses o años después», explican los doctores Elena Marín Manzano y Andrés Salazar Álvarez, que lideran la Unidad de Malformaciones Vasculares del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular –que dirige el doctor Luis Riera del Moral– del Hospital Quirónsalud San José de Madrid y que se puso en funcionamiento hace casi un año y medio. «A diferencia de otras enfermedades éstas no discriminan por sexo o raza. Cualquiera puede tenerlas», añaden los especialistas.

En cuanto al origen de estas lesiones, los responsables de la unidad explican que «clásicamente se considera que se deben a mutaciones esporádicas (no hereditarias) durante el desarrollo embriológico, sin embargo, algunas evidencias recientes hablan a favor de un posible carácter familiar hereditario».

Los expertos las describen como lesiones blandas al tacto que pueden estar localizadas en cualquier parte del cuerpo, sobre todo en las extremidades: «La piel o mucosa que las recubre varía de color en función de la profundidad a la que se encuentren, siendo las más superficiales de color morado y las profundas más azuladas, verdosas o, incluso, imperceptibles», manifiestan los portavoces de la Unidad de Malformaciones Vasculares del hospital madrileño.

Tipología

Tras la sospecha de su presencia, los pacientes son derivados al servicio correspondiente, donde clasificarán la malformación vascular como capilares (mancha en vino de Oporto), linfáticas (linfangioma, higroma quístico), arteriovenosas y venosas. Estas últimas, a su vez, pueden dividirse entre puras (localizadas o difusas) o combinadas (con componentes linfáticos, arteriales o capilares, incluyendo los grandes síndromes como el de Klippel Trenaunay).

Tras una exploración física, la determinación de cuál de todas las malformaciones mencionadas puede ser, al paciente se le somete a una serie de pruebas diagnósticas que van desde el eco-Doppler a la resonancia magnética con el fin de completar una valoración precisa e individual, tanto de los más pequeños como de los adultos.

Source: La Razon

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