El colosal megalodón pudo ser víctima de una extraña radiación que acabó con su vida

El colosal megalodón pudo ser víctima de una extraña radiación que acabó con su vida

Lo que pasa en el espacio puede llegar a ser bastante relevante para lo que existe o para comprender lo que alguna vez hubo en nuestro planeta. Un estudio propone que el efecto de una antigua supernova podría haber dañado al colosal megalodón y haber gatillado en su desaparición.

Un grupo de científicos planeó, en una investigación publicada en la revista Astrobiology, que tanto el megalodón como otros animales grandes del océano pueden haber sido víctimas de una gran radiación de muones, proveniente de un estallido a 150 años luz de distancia.

Dirigido por Adrian Melott, profesor emérito de física y astronomía en la Universidad de Kansas, el documento se basa en investigaciones que sugieren que esta estrella, o serie de estrellas, que explotó hace millones de años, influyó en las especies prehistóricas.

Si bien nuestro planeta estaba lo suficientemente lejos del radio de la explosión, las consecuencias habrían afectado a la atmósfera de la Tierra. Según mencionaron esta supernova dejó huellas en el fondo marino en forma de isótopos de hierro-60, lo cual sugiere que la Tierra fue bombardeada por esta radiación. Así lo comentó Adrian Melott:

Al observar los residuos de hierro 60, vemos que hay un gran pico hace 2,6 millones de años, aunque también existe un claro exceso de este elemento que se prolonga hasta hace 10 millones de años.

Y no solo eso. Una las grandes víctimas de todo esto es precisamente el legendario y feroz animal marino megalodón:

Uno de los condenados a desaparecer hace 2,6 millones de años fue el megalodón. Podemos especular con que su extinción tuvo algo que ver con los muones porque, básicamente, cuanto más grande es la criatura, mayor será la radiación que reciba.

Desde luego, esta no es la única explicación de la extinción de este gran animal. Recientemente, científicos encontraron que la temperatura corporal del megalodón (entre 35 y 40 ºC) y su incapacidad para adaptarse, podría haberlo llevado a su fin.


Source: fayerwayer

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *